Vistas de página en total

lunes, 3 de octubre de 2011

El juego de sentirse bien, sentirse mal

Esta es una técnica utilizada con el fin de establecer el vinculo padre -  hijo. Originalmente se creo para trabajar con niños adoptados y sus padres, siempre con el objetivo de fortalecer la relación de apego entre padre - hijo, pero luego fue usandose para diferentes casos en los cuales el lazo parental estaba fracturado, ademas de ser utilizada para poder fortalecer la comunicación afectiva entre padre e hijo, acerca de sentimientos y problemas. En esta técnica se combinan elementos de la teoría del apego, la terapia de juego, familiar y enfoques cognoscitivos-terapéuticos de solución de problemas.

OBJETIVOS DEL JUEGO
1. El hijo (al igual que el padre) aprenderá a identificar los estados afectivos positivos, así como los negativos.
2. El hijo (al igual que el padre) relaciona tales sentimientos con situaciones de su propia vida, tanto pasadas como presentes.
3. La figura paterna aprenderá a responder a los sentimientos negativos de una manera sensible y apoyadora (comprensión y aceptación)
4. La figura paterna y el hijo aprenderán a utilizar una estrategia para la solución de los problemas.
5. La figura paterna y el hijo aprenderán a participar en interacciones sociales disfrutables de manera mutua.
6. Dentro de la seguridad del apego con la figura paterna y con el desarrollo de habilidades de comunicación afectiva, el hijo será capaz de encauzar y translaborar traumas y conflictos del pasado.
Características del terapeuta 
         Debe tener habilidades para la terapia familiar, la matrimonial, o la de grupo, de manera tal que pueda facilitar los procesos diádicos. Se requiere de experiencia en terapia de juego para facilitar el juego diádico y los componentes del juego libre.
Características del paciente 
     La técnica tiene mayor utilidad en niños que se hallan entre los 6 a los 12 años, pero cuyo funcionamiento socio-emocional corresponde a una etapa anterior a las de sus edades cronológicas. Niños con dificultades  para la regulación de sus emociones, el manejo de su conducta, la relación con los demás y la comunicación de sus sentimientos. 
COMPONENTES 
  Conversación
El padre y el hijo se sientan dándose la cara el uno al otro, para facilitar el contacto directo. Una de las personas comienza a preguntar a la otra ´´ ¿Qué sucedió esta semana que te hizo sentir bien?, o ¿Qué ocurrió esta semana que te hizo sentir mal? No importa quien ocupa el primer turno, sino que, si uno de los miembros de la diada aborda en la primera instancia el asunto de los buenos sentimientos el otro miembro debe de proceder a hacer lo mismo. Por ello, si el hijo comienza preguntando al padre acerca de los ´´malos sentimientos´´. 

Una vez que cada miembro de la diada ha hablado acerca de los buenos y los malos sentimientos, en seguida pueden encauzarse los problemas que se identificaron durante el intercambio de ideas. 

1.       El problema se define tanto desde la perspectiva del hijo como la del padre.
2.       Tanto el hijo como el padre inspiran ideas en pro de encontrar soluciones.
3.       El hijo y el padre llegan a un mutuo acuerdo a un plan para encauzar el problema en el futuro.
4.       Llevan a la práctica ese plan y evalúan la solución propuesta, en sesiones posteriores.

En un principio, el terapeuta puede tener la necesidad de proporcionar una estructura considerable para el hijo  y el padre. A partir de las primeras sesiones, el terapeuta puede enfocarse sobre la educación del niño  acerca de cómo identificar y hablar de sus sentimientos. 

Muchos padres encuentran difícil hablar acerca de los acontecimientos que implican al hijo que evocan sentimientos negativos, sin ser críticos o sin enfocarse en la conducta problemática del mismo. A partir de ello, el terapeuta puede necesitar, en principio auxiliar al padre para enfocarse solo sobre como lo hizo sentirse el acontecimiento, antes de concentrarse en el problema. El objetivo es facilitar la capacidad del padre para ser sensible a los sentimientos del hijo, segundo es capaz de expresar tanto las emociones positivas como las negativas delante de su padre. 

Es función del terapeuta transformar la experiencia,  para que el padre y el hijo, en una constructiva y disfrutable, tanto como sea posible, sea decir adentro del juego. Es importante, a lo largo de este procedimiento, que el terapeuta cree un espacio seguro para que el hijo hable acerca de sus sentimientos y problemas. Esto no ocurrirá si el proceso se experimenta como critico o si el hijo se percibe a sí mismo como una mala persona. También es importante que ese hijo aprenda a diferenciar entre sentirse mal y el padre que se siente mal  por algo que el hijo hizo o no hizo respecto de ser una mala persona. El padre necesita sentirse seguro y validado como padre. 

El terapeuta debe enfocarse en el proceso entre los dos participantes, mientras mantiene en mente las necesidades y capacidades de cada individuo. El objetivo terapéutico es facilitar la capacidad paterna para ayudar al niño en la comunicación afectiva.
Juego Diádico
 El padre y el hijo, participan juntos en alguna actividad de juego como dibujar una imagen, jugar con arcilla o dibujar garabatos. En esta actividad constituye un juego interactivo y fácil de realizar, en el cual una persona dibuja un garabato sin significado alguno, o una línea ondulada. La persona en el siguiente turno convierte en algo al garabato y la imagen continua a través de algún numero establecido en turnos, o hasta que el garabato se satura.

 De un modo inicial, el terapeuta elige la actividad, y estructura suficientemente el proceso para garantizar que el hijo y el padre experimentan la actividad como algo disfrutable. Esto es muy importante por dos razones:
1.      
El padre y el hijo pueden justo haber acabado de hablar acerca de algunos tópicos difíciles y pueden necesitar una oportunidad para interactuar el uno con el otro de manera positiva, lo cual afirma el valor positivo del hijo a pesar de los sentimientos y conductas negativas.
2.        
Cuando un padre y un hijo disfrutan recíprocamente con la compañía del otro, el vínculo emocional entre ellos se refuerza.

Juego Libre 
El hijo tiene la libertad para jugar con cualquier cosa que desee del cuarto de juego, y el decide si el padre y el terapeuta participan. El terapeuta ratifica el proceso del niño y cuando resulta apropiado proporciona interpretaciones. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario